Mi hermano, Kike, Pablo y Kiss.


Comencé a escuchar música en serio, quiero decir, a dejarme arrastrar por la emoción que me provocaba cuando era un adolescente. Mi carácter rebelde y ya deseoso por diferenciarse me alejó pronto de las radio fórmulas de pan con nocilla. Imité inmediatamente la postura de rarito encriptado de mi hermano mayor y comencé, primero, a dejarme llevar por las portadas de sus discos que mas me seducían y luego a escuchar lo que llevaban dentro. Pink Floyd, Supertramp, E.L.O, Alan Parsons Project, King Krimson, Brian Eno, etc... y que cosa mas curiosa, ni Beatles ni Rollings. No entendía nada, pero insistía. Me aburría, pero paso a ser mi mundo.

Y salí a la calle.

En un abrir y cerrar de ojos pase de estar encerrado en mi templo-habitación a fumar porros y beber whisky en el parque de sol a sol. Y apareció Kike. Y me enamoré de Kike y él nunca lo supo. Kike estaba que CRUJIA. Kike era el heavy del grupito, y claro, tuve que interesarme por el heavy metal. Una tarde que se auto invito a venir a mi casa, tarde que yo creía que iba a ser “la tarde” todo se desmoronó cuando me pidió que le sacará revistas porno porque mas tarde iba a destrozar a la piva, nano. Entre Private y Private yo pinchaba _Whish you were here y él (y yo), empalmado hasta lo imposible me dijo: ¿Pero que mierdas escuchas? Ten anda, apréndete esto. Una cinta de casette de 90 minutos. Cara A: Judas Priest _live in Japan / Unleashed in the East. Cara B: Motorhead _live at Hammersmith. Me lo aprendí todo de pe a pa, con todo el esmero y dedicación posibles. Y disfrutaba de sus enseñanzas. En mis constantes llamadas de atención hacia él, daba igual las novedades que le presentará para sorprenderlo, Black Sabath, Iron Maiden, Accept, Saxon, viajes con mis padres a Andorra a por los solitarios de importación de Kiss, TODO daba igual, él siempre prefería destrozar a la piva, nano. Y desistí, pero por lo menos me había convertido en un heavy formado y respetado, elegante pero heavy. 

Y apareció Pablo. Siempre pensé que levis strauss había utilizado el cuerpo de Pablo como prototipo de los etiqueta roja quinientos no se qué. Pablo tenia el pelo negro. Pablo era la PERDICION. Y claro, me enamoré de Pablo. 

Y claro, me enamoré de su música. Depeche Mode, Kraftwerk, OMD, Front 242, New Order, Soft Cell, Simple Minds y toda la modernidad del momento. Y Kike y Pablo tenían sus piques de líderes, Kike le reprochaba a Pablo que sus influencias iban a amariconarme (que inocente), y yo callado, sonriente, en el medio, con la ilusión de ser objeto de disputas pero más falto de meollo que Sue Ellen en Dallas, que teniéndolo todo no tenia nada.

A lo que voy. Creo que ambos se disgustaron cada uno a su manera por considerarme falto de personalidad, seguir escuchando cualquier tipo de música y no cerrarme a ninguna influencia. Pero a mi me daba igual.

Creo que la música es emoción pura, tenga el estilo o la forma que tenga y venga de donde venga, la rabia siempre será rabia, la ternura siempre será ternura, la melancolía siempre será melancolía, no pueden condicionarse. Pueden gestionarse, pero no condicionarse. 

Gracias a mi hermano, a Kike y a Pablo y a querer imitarlos y a dejarme llevar por sus influencias, aquella experiencia me ha reportado una muy buena predisposición hacia la música en general, sin prejuicios, de la A a la Z, algo que me sigue reportando día a día sorpresas y emociones muy agradables.

Por Tommy Whitehorse.

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